25 de septiembre de 2012

Testimonio : Fernando Azofra Ibáñez. 25 años de la Misión Diocesana en Benín


 El Lenguaje del Corazón
Se venía hablando hacía tiempo del posible cierre de la misión de Fô-Bouré. Jesús Mari volvía a España y no había quien acompañara a José Andrés que allí quedaba.
No sé ni cómo ni por qué, un lunes, que era el día que bajaba desde Anguiano - en donde estaba de cura - a Logroño a pasar el día, fui a la Delegación de Misiones. Con miedo y un nudo en la garganta le dije al delegado que si servía para ello estaba dispuesto a irme a las misiones. Me dijo que hablara con el obispo, y el obispo aceptó mi propuesta y me dijo que comenzara mi preparación. Durante unos meses alguna clase de francés; luego a París durante mes y medio.
Y ¡qué suerte! Todo olía a África en donde me alojé y, más en concreto, se sentía con intensidad la vida de mi nuevo destino. Encontré allí a muchos misioneros de la Sociedad de Misiones Africanas que habían vivido en Benin: unos ya mayores gozando de un merecido descanso, otros de paso, y hasta conocí a dos recién nombrados obispos. Todos me animaban y me contaban multitud de historias y anécdotas que luego pude comprobar y vivir personalmente. Paseé mucho con un antiguo padre espiritual del seminario menor de Djimé en la diócesis de Abomey. Con él aprendí francés y cultura y espiritualidad beninesa. Lo que sí vi en ellos fue mucha alegría y que eran muy felices precisamente por haber estado en África,  y por su trabajo misionero. Al acabar el curso de francés, vuelta a casa para preparar  las maletas y ya rumbo a Fô-Bouré. 

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