Durante el curso 1985-1986 las Delegaciones diocesanas de
Misiones de Asturias y La Rioja
promovieron diversos encuentros en los que participaron los respectivos
obispos, los misioneros que acababan de llegar de Burundi y los delegados de
misiones de ambas diócesis. Estudiaron la posibilidad de iniciar una experiencia
misionera en otro país africano, si fuera posible con características
diferentes a las de Burundi desde el punto de vista pastoral.
Contactaron con obispos de Camerún, Madagascar, Zaire (actualmente
República Democrática del Congo), Togo y Benin, pidiéndoles información sobre
la realidad pastoral de sus respectivas diócesis.
Examinada dicha información, el interés se centró en la Diócesis de Parakou, en
Benin, cuyo obispo monseñor Nestor
Assogbá, de modo sencillo pero con claridad, hablaba de la urgente necesidad
de agentes de pastoral en una diócesis de 50.993km², territorio de primera evangelización,
con muchísimos poblados en los que todavía no existía una comunidad cristiana,
con influencia musulmana y un porcentaje elevado de fieles a las religiones
tradicionales. No escondía monseñor Assogbá las dificultades climáticas y la
gran tarea a desarrollar en este territorio de la sabana beninesa.
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