28 de febrero de 2012

Regresan a España tras cuatro años en la Misión Diocesana de Ecuador


En enero de 2008, Zigor Gómez de Segura, Mónica Gómez y su hijo Santiago de 15 meses de edad, partieron para Ecuador a la Misión Diocesana de Shell- Mera. Allí nacieron su hijo Yaku y su hija África.  Después de cuatro años de cumplir su proyecto misionero, han regresado a España, felices por estos años vividos y compartidos con esa buena gente.
Tras doce años de la colaboración misionera entre las dos diócesis, se cierra una etapa. El obispo Rafael Cob agradece los años compartidos a todos los sacerdotes y laicos que por allí han estado. Ellos también agradecen lo que ha supuseto para su vida.
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17 de febrero de 2012

NOS VAMOS A JAVIER





Nos unimos a la Javierada.
Marcha Misionera de Familias.

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15 de febrero de 2012

Vicente Maiso Urbina vuelve a Perú.

Sin pretenderlo el P. Vicente ha tenido una vida sacerdotal misionera bastante itinerante. El comenta que no le cuesta la adaptación aunque suponga renuncias... El lema es “ trabajar a gusto ” donde uno se encuentre sin detenerse a pensar en nostalgias pasadas.
Recuerda que le ayuda la frase del Salmo 142 que dice: “ Indícame, Señor, el camino que he de seguir ” para evitar el apernarse en el puesto.
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9 de febrero de 2012

Un obispo, misionero y amigo

Publicado en la hoja diocesena Pueblo de Dios - 5 de febrero de 2011

El próximo día 6 nuestro querido Don Odorico cumplirá los cien años. Debo decir de entrada que en mis cuarenta y siete años de sacerdote he tenido la oportunidad – verdadera gracia de Dios – de enriquecerme con la compañía, el afecto, el buen ejemplo y la palabra de algunas personas que me han hecho mucho bien, hombres y mujeres, sacerdotes y laicos. Una de esas personas ha sido Don Odorico, como le hemos llamado cariñosamente.
Yo lo conocí y comencé a tratarlo una vez que se vino a nuestra diócesis, ya “jubilado” de su querido Vicariato Apostólico de Requena (Perú). Allí fue un obispo de hábito remangado, botas de agua, que usaba la barca como medio de trasporte para ir de un poblado a otro. El alto Amazonas fue su hábitat, con los inconvenientes del gran río, pero con el añadido – muy positivo – de ser un franciscano enamorado de su gente. ¡Con qué cariño me hablaba Don Odorico de los nativos, cómo lo acogían a él y a los sacerdotes, con qué buen ánimo esperaban su presencia, qué celebraciones de la Eucaristía!
Don Odorico ha sido un hombre absolutamente feliz. Se sintió siempre muy orgulloso de su origen burgalés, de sus padres y hermanos, a los que recordaba con afecto y agradecimiento. Recordaba con gran cariño sus años de estudiante, aquí en España y después en Perú. Ser franciscano y misionero era para él la razón de su vida, y a ello se entregó en cuerpo y alma, sobre todo en la formación de los futuros franciscanos que eran para él la niña de los ojos. Fascinado por Jesús, Camino, Verdad y Vida, dio lo mejor de sí mismo en la predicación de esa verdad.
Una vez en nuestra diócesis, cuántas veces fui a buscarlo a su casa de la carretera de Soria para llevarlo por esos nuestros pueblos de Dios a confirmar a los chicos y chicas con los que se volcaba, sobre todo en la prédica que nunca faltaba, airosa, muy sobrenatural y muy humana, y muy divertida.
Mis padres también gozaron de su amistad en las muchas visitas que les hizo en mi casa. Mi padre, quinto de Don Odorico, departía con él sobre todo lo humano y lo divino, mientras daban buena cuenta de aquella cocina sencilla pero estupenda que preparaba mi madre. ¡Cuánto bien hizo a los míos la conversación y, sobre todo, el ejemplo de este buen religioso!
Recuerdo que en el 70º aniversario de su ordenación sacerdotal se mostró – fueron sus palabras – “alegre y contento”. Hoy, en la residencia de la Santa Cruz, donde las hermanas hospitalarias y todo el personal de la casa velan por la salud y la paz de Don Odorico, quiero yo, y todos los que le queremos y recordamos, sentirnos “muy alegres y muy contentos”, por tener un amigo, un padre, un hermano, que ha entregado a Dios toda su vida y que en recompensa gozará de Dios, feliz, en un cielo que se tendrá más que merecido.

¡Felicidades, Don Odorico, y gracias por ser como eres!

                                                                         

                                                                        Justo García Turza

7 de febrero de 2012

Fallece de manera heroica el misionero Pedro Manuel Salado, del Hogar de Nazaret

Según informan desde la diócesis de Córdoba, el pasado domingo 5 de febrero falleció el misionero Pedro Manuel Salado, de 43 años, tras salvar la vida de siete niños que habían sido arrastrados por el mar en una playa cercana a la misión de Quinindé, en Ecuador. Pedro Manuel pertenecía al Instituto Secular Hogar de Nazaret, fundado por el sacerdote pacense Luis Zambrano.
El hermano Pedro se consagró al Señor en el año 1990 y hasta 1998 vivió en el Hogar de Nazaret de Córdoba. En este año fue destinado a la misión que el instituto tiene en Quinindé (Ecuador). Y allí ha servido al Señor, y a los niños desamparados dirigiendo un Hogar y la Escuela-Colegio Sagrada Familia de Nazaret, con una entrega reconocida por aquellos que lo conocían y habían convivido con él. Al conocer la noticia el obispo de Esmeraldas, el español Mons. Eugenio Arellano, afirmaba que “el hermano Pedro murió como vivió” entregado a Dios y a los niños.  Desde la Rioja, estamos con vosotros.

3 de febrero de 2012

Festival diocesano de la Canción Misionera

El próximo 9 de marzo celebraremos el XVII Festival de la Canción Misionera
Disfrutaremos de canciones, vídeos...
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1 de febrero de 2012

VISA DOMUND



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Así felicitamos a los misioneros