SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS
El trabajo pastoral que se realiza en
las numerosas comunidades de la parroquia – son 27 – no sería posible sin la
presencia generosa de los catequistas y
presidentes de las distintas comunidades, además de la ayuda inestimable
de las animadoras sociales contratadas por la Misión. Hoy hemos
tenido reunión con todos ellos: cerca del centenar que han compartido con
nosotros sus ilusiones y preocupaciones y el deseo de continuar anunciando a
Jesucristo. No es fácil en una tierra en la que predominan los seguidores de la
religión tradicional baribá y del Islam. Afortunadamente la convivencia es
posible gracias a la prudencia y sensatez de unos y otros.
Los misioneros van forjando su fe en
contacto con la gente sencilla y el ejemplo de los agentes de pastoral; de este
intercambio nos enriquecemos todos. Es impresionante la sabiduría que se
desprende de las palabras de los sencillos. Aquí se comprenden mejor las
palabras agradecidas de Jesús: “Gracias, Padre, porque has revelado estas cosas
a las gentes sencillas... Así te ha parecido bien...” ¡Qué bien haría a mucha
gente vivir una temporada entre los más pobres! ¡Qué riqueza saber vivir
humildemente la vida religiosa y sacerdotal entre ellos!
Sí, también hay dificultades, y muchas.
No hay que ser ilusos pensando que todo es de un solo color. También los pobres
son exigentes y, a veces, desagradecidos. El AMOR entregado, al decir de San
Vicente de Paúl, es la única razón por la que los pobres agradecen el pan que se
les da. Santa Teresa del Niño Jesús, cuya fiesta hoy hemos celebrado, lo
comprendió en el silencio del convento de Lisieux: el Amor, la pequeñez, la
humildad es lo importante; por eso
decía: “En el corazón de la
Iglesia , mi madre, yo seré el Amor”.
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