2 de octubre de 2012

Lunes 1 de octubre


SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS


El trabajo pastoral que se realiza en las numerosas comunidades de la parroquia – son 27 – no sería posible sin la presencia generosa de los catequistas y  presidentes de las distintas comunidades, además de la ayuda inestimable de las animadoras sociales contratadas por la Misión. Hoy hemos tenido reunión con todos ellos: cerca del centenar que han compartido con nosotros sus ilusiones y preocupaciones y el deseo de continuar anunciando a Jesucristo. No es fácil en una tierra en la que predominan los seguidores de la religión tradicional baribá y del Islam. Afortunadamente la convivencia es posible gracias a la prudencia y sensatez de unos y otros.
Los misioneros van forjando su fe en contacto con la gente sencilla y el ejemplo de los agentes de pastoral; de este intercambio nos enriquecemos todos. Es impresionante la sabiduría que se desprende de las palabras de los sencillos. Aquí se comprenden mejor las palabras agradecidas de Jesús: “Gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a las gentes sencillas... Así te ha parecido bien...” ¡Qué bien haría a mucha gente vivir una temporada entre los más pobres! ¡Qué riqueza saber vivir humildemente la vida religiosa y sacerdotal entre ellos!
Sí, también hay dificultades, y muchas. No hay que ser ilusos pensando que todo es de un solo color. También los pobres son exigentes y, a veces, desagradecidos. El AMOR entregado, al decir de San Vicente de Paúl, es la única razón por la que los pobres agradecen el pan que se les da. Santa Teresa del Niño Jesús, cuya fiesta hoy hemos celebrado, lo comprendió en el silencio del convento de Lisieux: el Amor, la pequeñez, la humildad  es lo importante; por eso decía: “En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el Amor”. 

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