Te doy gracias porque nos has enseñado que, a la hora de actuar y de tomar decisiones, lo que cuenta definitivamente es la propia conciencia, examinada ante Dios en la oración y el silencio.
Te agradezco el ejemplo de libertad de espíritu, de desprendimiento y de amor a la Iglesia.
Me edifica verte reconocer humildemente tus limitaciones y sacar valientemente las conclusiones pertinentes. Ver más
0 comentarios:
Publicar un comentario