Una foto de nuestra asamblea, rezando tras el
susto:
A
raíz de los correos que están llegando preguntando por la situación en la que
estamos, después del terremoto de ayer, hemos pensado que tal vez sea buena una
señal de vida.
Seguramente
la mayoría habrá sabido la noticia por los medios de comunicación.
Por
eso aquí sólo queremos contar “nuestra historia”:
De
salida, estamos bien, sanos y salvos, en ambas comunidades.
Del
lunes al jueves (hoy) estábamos celebrando la asamblea anual diocesana, donde
Sacerdotes, religiosas/os y laicos (unos 200) revisan juntos la marcha de la
diócesis.
Ahí
estábamos cuando “vino el espíritu” sin calcular bien la intensidad y acabó
tirando por tierra el falso techo de una de las salas de reuniones,
afortunadamente apenas sin lesiones personales.
El
daño verdadero fue el que hizo en todo el departamento especialmente en la
capital, situada a 2300
metros , como siempre en las casas menos resistentes … en
los derrumbes de los caminos y carreteras… y en las personas sepultadas en
ambos casos…
Personalmente
tengo motivos especiales para dar gracias, pues me había escapado de la
asamblea y estaba en la cuarta planta de un edificio oficial, gestionando los
maestros para una escuelita, cuando paredes y techos comenzaron su danza, al
principio suave, pero luego verdaderamente desmesurada. Entre los gritos de las
muchas personas que allá estábamos y los trozos de pared y techo que iban
cayendo a nuestro alrededor, bajamos las escaleras a todo lo que daban nuestros
pies… Hacía tiempo que no corría tanto….
El
edificio finalmente no se cayó, por ser relativamente nuevo, y bien construido,
pero no era tiempo para reflexiones…
Lo
que quedan ahora son los daños. Emilio ha subido hoy al Altiplano para ver cómo
han quedado algunos lugares, casas, familias,…
En
la costa, a pesar de tener más cerca el epicentro parece que el efecto ha sido
menor, al menos en San Pablo donde vivimos.
El
gobierno está promoviendo la ayuda de emergencia en alimentos y alojamiento
provisional, pero queda la reconstrucción a largo plazo sobre todo de las
situaciones más débiles y sin medios.
Algunos
en sus cartas han preguntado cómo ayudar. Si, a pesar de la crisis, alguien
tiene deseo de hacerlo, será bien recibido y agradecido!
A
nivel práctico lo mejor es canalizarlo a través de Amsala, diciendo
expresamente el fin del donativo.
Todo
un pueblo a merced de los intereses de unas pocas familias, bien organizadas y
estructuradas históricamente, apoyadas por los poderes internacionales.
Ese
es el peor terremoto en Guatemala! que costará más reconstruir…
Un
abrazo
Marvin,
Diego, Emilio, Rodolfo, Mariángeles, Verónica, Santi, y José Mari (aunque esté
de vacaciones en España).
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