Soy la hermana María Eugenia
Herrera, natural de Guayaquil, Ecuador, pertenezco a la Congregación Religiosa
Obra Misionera de Jesús y María.
Hice los votos temporales en el
2008 y en el 2013 hice los votos perpetuos. Estuve en Colombia seis años y
llevo tres años aquí en Logroño.
Tengo tres hermanos, crecí en un
ambiente cristiano, mi madre nos enseñaba a rezar y amar mucho a Dios, ya de
mayor me fui apartando de la Iglesia, casi no iba a misa.
Conocí la Congregación porque las
hermanas llamaron por teléfono a mi abuelita diciéndole que necesitaban una
chica para trabajar en la guardería; mi abuelita me contó sobre el trabajo y yo
acepté trabajar con las hermanas, sólo para poder tener dinero, comprarme ropa
y darme todos los gustos que quisiera, quería ser independiente.
Un buen día estando trabajando me
llamó la atención una de las hermanas, porque ella estaba ayudando a una de las
chicas en la limpieza para mí era algo sorprendente. No me llamó la atención el
que las hermanas nos ayudarán, si no que yo no podía comprendía por qué la hermana
ayudaba desinteresadamente, es decir sin espera ningún sueldo.
Desde aquel día me fijaba
atentamente en cómo actuaban las hermanas, cómo se expresaban, cómo
desempeñaban su apostolado.
Todo esto me llevó a hacerme la
pregunta si me gustaría ser religiosa, pues yo pensaba formar un hogar y enseñarles
a mis hijos a amar mucho a Dios: No obstante, yo quería servir al Señor
eternamente y un buen día descubrí que el camino que me llevaría a este ideal sería la vida religiosa.
No les conté nada a mis padres
respecto a mi vocación ya que hubiera sido muy doloroso para ellos, les di la
noticia cuando tenía todo los trámites legales para salir del país y empezar mi
formación en Colombia.
Mi madre lloró mucho y yo discutí
con mis hermanos porque ellos veían la vida religiosa como una carrera sin
futuro, para ellos era como trabajar gratis ya que yo no aportaría nada
económicamente a mi familia.
Las hermanas ayudaron mucho a mi
familia para aceptar y entender mi vocación.
Ya que la vocación influye no
sólo personalmente, si no también a nivel familiar, gracias a la oración logré
superar diversas dificultades, porque el Señor nos sostiene en todo momento y
debemos tener infinita confianza en Él.
Y así como a mí me ayudó el
ejemplo de una hermana, así también nosotros debemos ser ejemplo para los
demás, dando testimonio de alegría porque el Señor nos ha llamado y vive en el
corazón de quien le ama.
Hna.Mª Eugenia Herrera, Abril 2015
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