27 de julio de 2018

Carmelo Pérez - Aradros León

Misionero arnedano de 59 años. Es sacerdote diocesano de esta diócesis y al mismo tiempo pertenece a IEME, (Instituto Español de Misiones Extranjeras). Sus primeros años como sacerdote los pasó en Villar de torre, Villarejo y Manzanares de Rioja, y después marchó a Zimbabue. En mayo de este año le han pedido quedarse en la Dirección General del Instituto como consejero y en trabajos de animación e información.

El pasado noviembre nos llegaba un testimonio suyo desde Zimbabue donde nos relataba la situación actual del país, ¿cuántos años lleva como misionero y cuál ha sido hasta ahora la experiencia que más recuerda? En noviembre de 2017, hubo un ´golpe de estado blando´ sin derramamiento de sangre. El presidente Robert Mugabe que llevaba en el poder 37 años fue destituido. R. Mugabe tiene 94 años, y su lugar fue ocupado por Emerson Mnangagwa de 76 años, hay algunas esperanzas con este nuevo líder, aunque la pobreza, desempleo, y corrupción será un proceso de bastantes años para erradicarlo, si las cosas van bien. Llegué a Zimbabue en 1988, y he estado hasta mayo de este año e iré en agosto por un mes a ordenar algunos asuntos pendientes, para luego volver a Madrid, donde residiré. Llevo 25 años en Zimbabue, ya que del 2000 al 2005, estuve tres años en tareas de animación misionera en Madrid y dos años haciendo la licenciatura en Misionología en Roma. Arnedano de nacimiento, un misionero, ¿añora su tierra? Cuando era más joven, casi no la añoraba, a medida que me voy haciendo mayor la añoro cada día más. Me siento muy arnedano, y cuando llego a mi pueblo revitalizo mis raíces en contacto con sus gentes y lugares. Me siento también español, al estar fuera este sentido de pertenencia se incrementa más. Para aquellos que lo desconozcan, ¿qué labor desempeña un misionero? El Evangelio es oferta de salvación, por lo que nuestro trabajo es anuncio de la Buena Nueva, en una pastoral de la amistad muchas veces con los no cristianos, de presencia. Trabajamos en la formación del laicado para que ellos sean los evangelizadores de su propia gente, y por supuesto en la promoción de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Un dato: cuando llegué solo había dos sacerdotes locales y 10 éramos del IEME. Hoy solo hemos quedado un obispo emérito del IEME, don Ángel y yo.  ver más    

        Publicado en La Hoja Pueblo de Dios de la Diócesis  número 11 de la 5ª época 

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