Hermanos y hermanas, buenas noches.
Sabéis que el deber del cónclave es dar un obispo a Roma. Parece que
mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo, pero aquí
estamos.
Os agradezco la acogida, también a la Comunidad Diocesana de Roma, a su
obispo, gracias. Y antes de nada quisiera rezar por nuestro obispo emérito
Benedicto XVI.
Padre nuestro…
Y ahora empezamos este camino Obispo - Pueblo. El camino de la Iglesia. Aquella que
preside en la caridad todas las iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de
fe entre nosotros. Recemos siempre por nosotros los unos por los otros. Recemos
por todo el mundo, para que haya una gran hermandad.
Os auguro que este camino de la iglesia que empezamos hoy, y en el que
me ayudará mi cardenal Vicario aquí presente, será fructuoso para la
evangelización y para esta hermosa ciudad.
Y ahora quisiera dar la bendición pero antes os pido un favor. Antes de
que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis al Señor para que
me bendiga a mí. La oración del pueblo pidiendo la bendición para su obispo.
Hagamos en silencio esta oración vuestra para mí.
Dirijo esta bendición a vosotros y a todos los hombres y mujeres de
buena voluntad.
(Bendición
Orbi et Orbi)
Muchas gracias por la acogida que me habéis dado. Nos veremos muy
pronto, buenas noches y buen descanso.
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