Noticia de OMPRESS. 13 de diciembre de 2017.
En esta diócesis se encuentran nuestros misioneros riojanos:
Raúl Najarro, Gloria Sáenz y Mª Paz Molina.
DESDE AQUÍ NUESTRO GRAN APOYO Y ORACIÓN
Mons. Ángel Garachana Pérez, religioso claretiano es, desde hace más de 20 años,
obispo de San Pedro Sula, una de las 10 diócesis de Honduras. Este obispo
misionero ha hecho llegar un mensaje a todos los fieles de su diócesis ante la
situación política y social que están viviendo los hondureños en las últimas
semanas:
“La
misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan, salmo
85, 11. Tal es el mensaje que el salmo responsorial de este segundo domingo de
Adviento nos anuncia. Esta es la voluntad de Dios para nosotros sus hijos. Este
es el proyecto que nosotros debemos realizar en Honduras para tener vida en
plenitud.
Por
eso, veo con dolor, tristeza y preocupación los acontecimientos que estamos
sufriendo. Queremos, pese a todo, mantener abierta la esperanza y el compromiso
por construir una convivencia justa y en paz. Por tanto, además de invitar a la
oración a todos los que creemos en Cristo, recuerdo que no basta con decir:
‘Señor, Señor’, sino que hemos de afrontar nuestra realidad y responder a sus
retos. De ahí que me parezca oportuno compartir estas reflexiones:
1.
Independientemente de posibles comportamientos injustos de personas concretas,
es claro que institucionalmente nuestro sistema democrático es débil y tiene
claras deficiencias. Necesitamos una más clara distinción de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial y que estos dos últimos mantengan sin ninguna
duda su independencia.
2.
Recordamos que, pese a una participación ordenada y pacífica en las últimas
elecciones, es muy alta la abstención, no solo en las elecciones primarias, sino
en estas generales. Con seguridad no hay una única causa que provoca este
fenómeno pero sí que refleja desilusión y desconfianza ante la clase
política.
3.
Teniendo en cuenta esta abstención, los candidatos elegibles tienen que
reconocer que solo alrededor del 20% de los hondureños con derecho a voto ha
optado por darles su mandato. Esto exige a todos humildad y decisión por buscar
un bien común que desborda con mucho las propias opciones y las de cualquier
partido. Esto exige, igualmente, mayor compromiso en el conocimiento de la
realidad, mayor esfuerzo de reflexión sobre la diversidad de propuestas
institucionales y un claro compromiso por el diálogo con todos.
4.
Sin entrar en valoraciones o juicios personales, lamento que la información
facilitada por el Tribunal Superior Electoral no haya respondido con claridad al
derecho de la ciudadanía.
Considero
necesario que con la participación de todos los partidos que hayan obtenido
escaños en el Congreso y de los observadores internacionales se revisen todas
las actas escrutadas para poder superar las sospechas y recelos generados,
aceptar los resultados y avanzar por el camino de la reconciliación, del
diálogo, la colaboración y la paz estable.
5.
Ruego a todos que mantengamos actitudes de respeto, diálogo y convivencia y
superemos toda forma de violencia tanto hacia las personas como hacia los bienes
y propiedades del Estado, de las instituciones privadas o de las familias. Nadie
‘gana’ violentando a los demás. Todos ganamos construyendo juntos una Honduras
justa, sin exclusión ni pobreza.
6.
Todos los actores con responsabilidad en la vida pública de nuestra patria hemos
de tener presente que algo más del 40% de los/as hondureños/as es menor de 18
años. No participa en las elecciones pero sí tiene derecho a esperar que nos
comprometamos con su futuro. Al comenzar la siguiente legislatura estaremos
celebrando los doscientos años de la independencia. ¿Qué vamos a ofrecer a esa
generación del bicentenario para que pueda asumir su tarea de construir una
patria justa y en paz?
Cierro
estas reflexiones remitiéndolos de nuevo al salmo responsorial de este domingo e
invitándolos a orar con sus palabras: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos
tu salvación”.
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