Todos los años, la Jornada
Mundial de las Misiones nos
acerca a la persona de Jesús
que de modo siempre nuevo llama
a todos los cristianos a anunciar el
Evangelio y llevarlo hasta los confines
y las periferias del mundo. En
nuestra diócesis, de dilatada tradición
misionera, la jornada del DOMUND
es también un día de acción
de gracias por el trabajo de nuestros
misioneros en el mundo, de
oración para que sean muchos los
frutos que el Señor les conceda por
su inestimable entrega,
de compromiso generoso
con sus necesidades y de
recuerdo afectuoso a sus
familiares. Ellos fueron y
son esos valientes, como
nos dice el lema de la Jornada
de este año, que
asumieron que el comunicar
el evangelio merece la
pena y a ello dedicaron sus vidas.
En su mensaje para la jornada del
Domund de este año, Francisco nos
recuerda que “las Obras Misionales
Pontificias son un instrumento precioso
para suscitar en cada comunidad
cristiana el deseo de salir de
sus propias fronteras y sus seguridades,
y remar mar adentro para
anunciar el Evangelio a todos. A través
de una profunda espiritualidad
misionera, que hay que vivir a diario,
de un compromiso constante de
formación y animación misionera,
muchachos, jóvenes, adultos, familias,
sacerdotes, religiosos y obispos
se involucran para que crezca
en cada uno un corazón misionero”.
Este año la Jornada del Domund
coincide en nuestra diócesis, siguiendo
el Plan de Pastoral, con la
maduración y la puesta en marcha
de nuestra Misión Diocesana en tierras
riojanas. Aprendiendo del dinamismo
misionero que tanto ha alentado
el espíritu de esta Iglesia particular,
con la presencia de tantos misioneros
y misioneras que se sintieron
llamados a dejar su tierra para
trasmitir el mensaje de salvación
que Cristo nos dejó y estimulados
por la propuesta del Papa de tomar
conciencia de que debemos estar
en un estado de misión permanente,
queremos alentar el compromiso
misionero de todos los cristianos
riojanos para renovar el anuncio del
evangelio aquí en nuestra tierra. En
su mensaje, Francisco nos recuerda
que la misión está en el corazón
de la fe cristiana y nos invita a hacernos
unas preguntas que ilustran
los contenidos de esta Jornada y
también las tareas en nuestra pastoral
diocesana: “¿Cuál es el fundamento
de la misión? ¿Cuál es el corazón
de la misión? ¿Cuáles son las
actitudes vitales de la misión?”.
En el corazón de la misión de la
Iglesia está siempre el anuncio del
evangelio que consigue que Jesús
se convierta de nuevo en contemporáneo
nuestro, de modo que
quienes lo acogen con fe y amor experimentan
la fuerza transformadora
de su Espíritu de Resucitado que
fecunda lo humano y toda la creación.
Así, la misión de la Iglesia está
llamada a llegar a todas las periferias,
dejando atrás posicionamientos
cómodos al asumir una espiritualidad
de éxodo continuo: “La misión
de la Iglesia estimula una actitud
de continua peregrinación a través
de los diversos desiertos de la
vida, a través de las diferentes experiencias
de hambre y sed, de verdad
y de justicia. La misión de la
Iglesia propone una experiencia de
continuo exilio, para hacer sentir al
hombre, sediento de infinito,
su condición de exiliado
en camino hacia la
patria final, entre el «ya»
y el «todavía no» del Reino
de los Cielos”.
Por último, en esta reflexión
sobre la Jornada
del Domund, recordar
que la labor evangelizadora
de la Iglesia supone también
para nosotros un compromiso
solidario. La colecta de este domingo
se destina, como es tradicional,
a las misiones, para contribuir a las
muchas obras de evangelización y
de promoción social que la Iglesia
tiene en marcha en estos países cuyos
habitantes padecen muchas necesidades.
Os animo a vivir con alegría esta
jornada del Domund, a rezar por todos
los misioneros, a ser generosos
en nuestro compartir con ellos y a
sentirnos convocados a vivir con valentía
la experiencia misionera también
en nuestra tierra.
+ Carlos Escribano Subías
Obispo de Calahorra y La Calzada - Logroño
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