Ana I. Sainz Tres (Secretaria de la Delegación Diocesana de Misiones )
Cuando miro a los misioneros que van pasando por
aquí, lo primero que veo es que irradian mucha paz, con su mirada y su
semblante. Los veo felices y llenos de Dios, con muchísimas ganas de transmitir
su mensaje. Veo en personas entregadas a los demás, hasta límites
insospechados, que corren riesgos sabiendo que pueden perder la vida.
Son humanos y realistas. No ocultan sus miedos y sus
temores en muchísimas ocasiones, pero aun así siguen adelante. Los pobres son
sus preferidos, están a su lado y sufren por las situaciones de precariedad y
violencia con las que se enfrentan cada día, en los diferentes países en los
que se encuentran.
Son agradecidos con cualquier detalle que desde aquí
se les ofrece, y muy desprendidos, no quieren nada para ellos, todo es para
ayudar.
Cuentan sus experiencias dando más valor al ser que
al hacer, porque los veo como personas que aunque estén haciendo mucho, no se
dan importancia y lo viven como algo que Dios les pide. No exigen que los demás
hagamos lo mismo. Viven la universalidad de la Iglesia y en la labor que cada
miembro puede hacer desde donde esté y como esté.
A veces tienen que realizar cosas que ni ellos
mismos saben cómo han podido salir bien, lo consideran verdaderos milagros.
Algunos no regresan y se quedan allí hasta el final
de sus días, otros tienen que venirse, pero todos dicen que esta experiencia ha
cambiado sus vidas por completo.
Sus
testimonios tocan el corazón.ver más
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