El Decreto Conciliar Ad Gentes, sobre la
actividad misionera de la Iglesia fue promulgado por el beato Pablo VI el 7 de
diciembre de 1965.
Al mismo tiempo que nos felicitamos por
sus 50 años y por lo que el documento supuso para la renovación de la pastoral
y de la actividad misionera de la Iglesia, invitamos a hacer una lectura reposada
del Decreto. La urgencia de la Misión sigue siendo actual, y como afirmó el
Papa Francisco en mayo de 2013 a los directores de las Obras Misionales
Pontificias de todo el mundo, es “una
tarea difícil y entusiasmante… Lo que da entusiasmo a la misión es saber que la
fuerza de la evangelización proviene de Dios, que le pertenece a Él, mientras a
nosotros nos toca abrirnos cada vez más a la acción del Espíritu Santo, a
ofrecer nuestra completa disponibilidad para ser instrumentos de la
misericordia de Dios, de su ternura, de su amor hacia cada hombre y cada mujer,
sobre todo a los pobres, a los excluidos, a los alejados.
Todavía hoy,
porque hay tantos pueblos que aún no han conocido y encontrado a Cristo y es
urgente encontrar nuevas formas y nuevos caminos para que Dios pueda tocar el
corazón de todo hombre y de toda mujer y llevarlos a Él”.
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