29
de septiembre de 2012
Preparar una fiesta como la que hoy
hemos celebrado exige un gran esfuerzo por parte de quienes la conciben,
preparan, organizan y están pendientes de todos los detalles. Desde hace varios
meses los miembros del equipo actual de Fô-Bouré se han entregado para que todo
salga bien. Y así ha sido. ¿El motivo de la fiesta? Celebrar los 25 años de
nuestra llegada a esta entrañable Misión el 25 de mayo de 1987.
Todo se ha desarrollado como lo habían previsto. Han asistido representantes de todas las comunidades de la parroquia.
Los cálculos son de unas 1.500 personas y 85 sacerdotes, religiosas y otros
agentes de pastoral de las diferentes parroquias de la diócesis y de misiones
en donde hay amigos. Organizar la comida para todos ha sido un rompecabezas
solucionado a la perfección. Las mismas comunidades, conscientes de los gastos
que un acontecimiento de estas circunstancias supone, han aportado sus
presentes desde la pobreza que ellos viven.
La fiesta comenzó varios días antes. En la Misión se vivía el
ambiente, los nervios, las idas y venidas, la preparación de cantos, teatro, el
adorno de la iglesia, las salas para acoger a los asistentes, la compra de
alimentos, los equipos de liturgia y de intendencia... todo organizado y
supervisado por Luis Ángel y Rafael. Ellos se han desvivido para que todo suene
con armonía.
Tuvimos la alegría de acoger entre
nosotros al obispo que nos abrió los brazos y puso su confianza en nosotros a
nuestra llegada: monseñor Nestor Assogbá, ya anciano y muy animado sigue siendo
un pozo de sabiduría y experiencia. La gente le recuerda con mucho cariño.
Además del obispo de N’Dali, monseñor Martin Adjou, nuestros obispos Juan José
Omella y Alfonso Milián y una veintena de sacerdotes, nos acompañó el fundador
de la parroquia, el padre Jacques Julliá. Todo fueron atenciones,
reconocimientos y acción de gracias a Dios por su Gracia derramada en esta
tierra en la que hace unos años parecía imposible que pudiera desarrollarse
este milagro: la iglesia de Fô-Bouré llena de cristianos cuyo entusiasmo subió
todavía más la alta temperatura de esta época del año.
30
de septiembre de 2012
Domingo. ‘El día después’. Al estar 9
sacerdotes en la misión hemos podido celebrar misas en 10 pueblos: a buena
hora, las 6,15 de la mañana, nos hemos levantado para poder celebrar la primera
misa a las 8. Cada uno de los cinco equipos formados hemos celebrado la
eucaristía dominical en dos comunidades. Todos hemos vuelto contentos y
satisfechos de la experiencia.
La comunidad de religiosas de Fô-Bouré
nos ha invitado a compartir con ellas la comida; en su casa hemos pasado un
buen rato muy agradable. Y por la tarde a poner las cosas en su sitio: mesas,
bancos, sillas... Rafael y su equipo de animosos jóvenes lo han hecho a la
perfección.
El domingo ha terminado con la
proyección en el patio de la
Misión de dos reportajes fotográficos que repasan la historia
de estos 25 años y que han sido seguidos por numeroso público.
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